«Toda misión es importante si es solidaria de la humanidad». Esta frase siempre me ha hecho reflexionar desde la primera vez que la leí en el magnífico discurso impartido por Narciso Yepes el día de su ingreso en la Real Academia de las Artes De San Fernando. Desde la humildad que siempre acompañó la vida del universal músico murciano, el texto que tituló «Ser Instrumento» permite adentrarnos en la profundidad de sus ideas vinculadas a la vocación de servicio, construidas sobre la humildad, desarrolladas sobre el trabajo incansable y sin denuedo.
Todos tenemos una misión, que entraña una tremenda responsabilidad, vinculada a nuestro quehacer cotidiano y a aquello a lo que hemos decidido dedicar nuestras vidas. Durante estos doce meses he pensado mucho en estas ideas. Tan solo un año atrás, adquirimos un compromiso con nuestros afiliados y con todos los ciudadanos: liderar el principal partido de centro derecha de nuestro país. Era un momento muy duro, habíamos sufrido una injusta moción de censura dirigida por un presidente socialista como Pedro Sánchez que no tuvo problema alguno ni escrúpulos para asociarse con los principales enemigos de la Constitución en nuestro país, al precio que fuera. El viaje a la Moncloa bien justificaba el pago de cualquier precio.
A Pablo Casado le tocaba reconstruir después de unas largas primarias, rehacer equipos, controlar a Sánchez y representar un nuevo proyecto de ilusión y esperanza para todos los españoles. Y como todos los grandes líderes, se puso al frente sin concesiones al desaliento ni escatimar esfuerzos. Así, a pura fuerza de trabajo e ilusión, todos los días, siempre.
Su nuevo equipo había llegado a renovar la escena política española, a enfrentarse a los desafíos que nuestro país tenía por delante, a cambiar las cosas. Pronto, muy pronto, tuvimos que afrontar nuestro primer encuentro electoral con las elecciones andaluzas. Y todo el Partido se volcó con esta tierra para permitir el cambio, para lograr por fin lo que ningún otro había conseguido en cuarenta años: mandar al PSOE a la oposición y conseguir que la libertad y el bienestar de los ciudadanos fuesen realmente la primera preocupación del Gobierno. Apenas unos meses después, Juanma Moreno ha conseguido abrir un nuevo horizonte de desarrollo y calidad de vida para todos los andaluces. Hoy, escasos días después de la aprobación de unos nuevos presupuestos en la Junta de Andalucía, podemos declarar que las cosas en la mayor región de España han cambiado, dejando atrás cuarenta años de estancamiento y de socialismo, valga la redundancia.
Y desde aquel momento hasta esta fecha, los desafíos han sido continuos: elecciones generales, municipales, autonómicas y europeas. La necesidad de construir acuerdos con otras formaciones, la creación de un marco común de entendimiento construido sobre la libertad y con el objetivo central de obtener el bienestar de todos los españoles. Así llegó el Ayuntamiento de Madrid, tantos ayuntamientos en toda España, es ya un hecho el Gobierno de Castilla y León, y están próximos los Gobiernos de Madrid y Murcia.
El Partido Popular ha pasado en un año de ser acusado de estar en la más absoluta soledad parlamentaria a llegar a acuerdos con más de una decena de partidos para impulsar gobiernos de Libertad en toda España.
Todo no ha sido un camino de rosas, es evidente. Hemos vivido noches amargas, pero han precedido a amaneceres de ilusión renovada en la firme convicción de la necesidad de relanzar el centro-derecha español, que ha encontrado en la figura del presidente Pablo Casado la mejor opción, su gran valedor, su mejor instrumento.
Artículo publicado originalmente en La Razón