5 Razones que hacen rentable invertir en digitalización empresarial

Utilizar la mejor tecnología disponible en una industria puede resultar una decisión difícil. Introducir nuevo hardware o software genera importantes gastos, podría suponer un importante endeudamiento y en algunos casos llegaría a comprometer la viabilidad de la empresa. Sin embargo, la realidad es bien distinta. La cuarta revolución industrial demuestra que no invertir en digitalización es el camino más directo para comprometer el futuro de una empresa, tanto en el sector industrial como en el sector servicios. Cientos de ejemplos y cinco razones demuestran que la inversión más rentable a día de hoy para cualquier empresas que desee seguir compitiendo supone digitalizar sus procesos.

 

Un estudio reciente de PwC señala que el 56% de los directivos en España tienen un conocimiento confuso de los beneficios económicos que suponer invertir en digitalización. A esto hay que sumar que el 76% de los directivos encuestados creen que existe una falta clara de cultura digital y formación adecuada en la materia. Tanto para ellos, como para los que ya están convencidos, es necesario desarrollar 5 razones que hacen rentable invertir en digitalización empresarial.

1.- Siempre existe retorno de la inversión

 

La digitalización de un proceso industrial o de cualquier otra naturaleza siempre estará basada en el aumento de la eficiencia, mejora del servicio y/o ahorro de los costes operativos.

 

La consultora accenture calcula que un fabricante de vehículos de 50.000 millones de facturaciónn aumentaría su beneficio en 500 millones introduciendo tecnologías habilitadoras en todo su proceso productivo. Por esta razón, la industria del automóvil está liderando la implantación de algunas tecnologías como el Internet de las cosas o el Big Data en su cadena de valor. Grandes empresas tractoras que utilizan al ecosistema de PYMES para implementar la mejor tecnología disponible, ahorrar costes y mejorar el servicio. Es el caso de WiTraC, una pequeña empresa valenciana de 15 ingenieros que con sus sistemas hardware son capaces de aportar trazabilidad total de elementos en la industria tanto en interiores como en exteriores. La tecnología especializa el empleo, reduce costes y mejora la calidad de vida de los trabajadores. Implementando soluciones de trazabilidad ya no habrán más “pistoleos” manuales para hacer un inventario. En su lugar tendremos un grupo de ingenieros analizando datos y realizando predicciones para ser más eficientes. Eliminar el coste de procesos manuales y sus errores asociados son los objetivos. Implantar tecnologías habilitadoras de la Industria 4.0 el medio para conseguirlo.

 

Un estudio reciente de CAPGemini analizó el futuro de la digitalización entre más de 1000 ejecutivos de grandes compañías industriales en todo el mundo. El estudio desveló que durante los próximos años se estima que las industrias digitalizadas podrían casi doblar su beneficio operativo. Las conclusiones desvelan que los próximos cinco años la eficiencia global crecerá a un ritmo siete veces superior a lo que ha crecido desde 1990. Sin embargo, sólo el 14% de las compañías analizadas estaban satisfechas con su nivel de éxito en la digitalización de su negocio. Este hecho, podría estar relacionado con la forma en la que se están abordando los proyectos de transformación digital. En muchos casos se comete el error de hablar de la tecnología como un fin en sí mismo, cuando se debería hablar de soluciones y de ahorro para el cliente. Un ejemplo de resultados de implantación de la industria 4.0 lo constituye Schneider Electric. Introduciendo tecnologías habilitadoras han reducido el 'time to market' de 3 años a sólo 9 meses.

 

La consultora PwC también analizó el estado de la industria 4.0 y el estado de digitalización de las compañías. Los próximos 5 años se van a invertir en todo el mundo más de 907.000 millones de dólares para incorporar las tecnologías habilitadoras de la industria 4.0 a todo tipo de procesos. Esta integración deberá ser no sólo dentro de las empresas sino que también deberá incluirse en las estrategias de digitalización a la relación con terceros. La forma en la que abordar esta última forma de digitalización, la de digitalizar a los proveedores del entorno de grandes empresas tractoras, será clave para el futuro industrial de los territorios. Todos los directivos coinciden en la rentabilidad de invertir en digitalización. Más de la mitad (55%) de los encuestados espera amortizar esta inversión en un periodo no superior a los dos años. Este estudio también analiza el futuro de la industria 4.0 evidencia que a nivel global, las compañías industriales digitalmente avanzadas experimentarán un incremento adicional de su facturación del 2,9% de media anual en los próximos cinco años.

 

Eric Schaeffer, managing director de ACCENTURE se muestra tajante a preguntas sobre si es rentable o no la inversión en digitalización: “El dinero es la excusa de los cobardes”. Según este ejecutivo, “la falta de presupuesto es la excusa típica de quienes no se atreven a dar el paso, bien porque no saben o porque no tienen aún claro cómo hacerlo. Y es una mala excusa. La innovación tiene que ver con buscar otra manera de interactuar y de colaborar con los clientes. El dinero puede ayudar pero no garantiza ese cambio de mentalidad que necesitan las empresas”

 

Todos los estudios sobre digitalización constatan el aumento de la eficiencia y la reducción de los costes de producción en aquellas empresas que implantan tecnologías habilitadoras y poseen una estrategia adecuada de Industria 4.0. Sin embargo, son pocas las empresas en España que poseen un nivel de digitalización avanzado, solo un 8% de las empresas españolas. Esto es especialmente preocupante por la pérdida de competitividad a medio plazo que puede suponer para el sector industrial en España. En el resto del mundo hasta un 33% del sector industrial puede ser calificado como digitalmente avanzado. En los próximos años, la existencia de un ecosistema de PYMES altamente innovadoras será más importante para un territorio que la disponibilidad de materias primas o su geolocalización. La transformación del sector industrial y la plena implantación de la industria 4.0 no sólo es rentable para las empresas del sector, sobre todo supone un activo incalculable para el territorio.

 

2.- La digitalización es un servicio

 

Una de las características de la cuarta revolución industrial es la especialización. A todos los niveles y en todos los campos. Las empresas, y por tanto las personas, han ido especializándose en algunas de las tecnologías habilitadoras a medida que han avanzado en complejidad. Esta especialización ha hecho que cada uno haga sólo lo que mejor sabe hacer. Por eso, en ocasiones resulta casi imposible explicar en qué consiste un producto de Big Data, cómo funciona la Realidad Aumentada o qué hay detrás de los productos de ciberseguridad que podrían implantarse en cualquier PYME o gran compañía.

 

Muchas de las empresas que han decidido digitalizarse ven las inversiones en tecnología como un producto financiero de riesgo. Porque en ocasiones lo son. Comprar equimamiento informático, servidores, software o licencias sin entender bien lo que estás comprando o cómo funciona se parece mucho a la adquisición de activos financieros de riesgo. Pero una cosa es el riesgo financiero, que podría ser asumible en parte bajo la posibilidad de ganancias futuras, y otra es el riesgo técnico, que para una empresa que pretende transformare es un punto crítico. Cuando la digitalización de una industria se transforma en un servicio, la empresa encargada del proceso de digitalización asume el riesgo técnico. El cliente sólo debe analizar los beneficios que reportará, los costes que debe asumir, el retorno que obtendrá y definir adecuadamente sus necesidades de transformación digital. No es necesario que analice los algoritmos de machine learning detrás del Big Data, tampoco debe decidir el protocolo de comunicación de los dispositivos IoT ni dimensionar la capacidad de cómputo y almacenamiento de los servidores. El cliente debe recibir un servicio definiendo el detalle de las prestaciones mínimas, los indicadores de referencia y los puntos de mejora en cada uno de los elementos de la cadena de producción con la empresa encargada de la digitalización. La digitalización está pasando a convertirse en un servicio y no en un producto. Las empresas de servicios energéticos hace tiempo que comenzaron a utilizar este esquema en el mundo de la energía. Bajo un contrato de servicios energéticos el cliente define las prestaciones mínimas, mantenimiento, garantía total o inversiones obligatorias y les asigna un precio. Aquellas empresas que deseen concurrir deben mantener los estándares de calidad fijados, mantener el confort y prestar un servicio energético al cliente asumiendo el riesgo técnico y económico de las inversiones que fuesen necesarias.

 

Uno de los ejemplos más populares de que la digitalización se ha convertido en un servicio lo constituyen las tecnologías en la nube. La popularización del correo electrónico llevó a que fuese necesario disponer de espacio en la web para alojar estos servicios. Para disponer del correo electrónico no ha sido necesario que el cliente adquiera un servidor donde almacenar la información. Disponer de servicios en la nube donde alojar información o capacidad de cómputo ya no requiere de la adquisición y mantenimiento de complejos servidores. Hace unos meses paseaba por los pasillos del centro de supercomputación de Barcelona junto con Mateo Valero, director general de la institución. Alojado en el interior de una capilla desacralizada, el supercomputador Mare Nostrum ha llegado ya a su cuarta versión alcanzando una capacidad de cómputo de 11.1 PetaFLOPS. Este superordenador es capaz de realizar 1.100 billones de operaciones en coma flotante por segundo para cualquiera que se conecte desde cualquier parte del mundo. Los pasillos del BSC alojan 48 racks con 3.456 nodos. Cada nodo tiene dos chips Intel Xeon Platinum, con 24 procesadores cada uno. Detrás de los leds que parpadean se encuentran trabajos sobre medicina personalizada, análisis de modelos y predicciones sobre el clima o complejos estudios para la optimización de inteligencia artificial. Es un ejemplo de infraestructura que aporta capacidades de computación en la nube. La computación y el almacenamiento en la nube se han convertido en las infraestructuras básicas para el desarrollo de la cuarta revolución industrial. Sobre esas granjas de servidores pueden estar almacenado nuestro historial médico, las últimas compras en la red o el servicio de reservas de alguna cadena hotelera. Los servicios en la nube son el mejor ejemplo de los nuevos servicios digitales de la cuarta revolución industrial. El proveedor del servicio debe asegurar disponibilidad 24 horas 7 días a la semana. Ocuparse de cualquier contingencia y poner a disposición el espacio de almacenamiento y/o la capacidad de cómputo pactada. El cliente quizá no visite nunca el lugar físico donde se alojan sus propios datos, pero deberá disponer de garantías suficientes sobre la custodia y disponibilidad de los datos.

Si analizamos el sector de la movilidad, hay quien se está planteando la necesidad e idoneidad de disponer de vehículos en propiedad para desplazarse. Lo que busca el propietario de un vehículo es desplazarse de un lugar a otro, un servicio de transporte sin conductor y pagar por dicho servicio, por kilómetro recorrido. Esto libera al propietario de costosas reparaciones, altas inversiones iniciales y contingencias relacionadas con el riesgo técnico que supone adquirir un bien que se deprecia.

 

Al igual que ocurre en las tecnologías en la nube, cualquier tecnología habilitadora puede ser tratada como un servicio más dentro del ecosistema de la industria 4.0. El futuro de la industria 4.0 necesita de personas que sepan transformar las necesidades del cliente en soluciones basadas en la industria 4.0. Menos siglas, menos acrónimos, menos tecnicismos. Más servicios y más soluciones.

 

 3.- Transforma los procesos y el producto final.

 

La banca es quizá el primer y más claro ejemplo de lo que la digitalización puede conseguir en un sector. Los inicios de la implantación de tecnologías habilitadoras en el sector bancario redundaron en una mayor eficiencia, un mejor servicio al cliente y en una redefinición del modelo de negocio en el sector bancario. El aspecto presencial ha dejado de tener peso respecto al cliente que está empezando a valorar otros aspectos a la hora de elegir su banco: Existencia de comisiones, rentabilidad, servicios online, etc. Un reciente informe de BBVA resume el futuro de la banca online como una apuesta decidida por una transformación omnicanal. Esta es la única forma de fidelizar clientes, mejorar gestión de operaciones, organizar el equipo y estar al día de todas las innovaciones tecnológicas para ir incorporándolas. Pero la redefinición de las bases del negocio no son exclusivas de la banca. Muchas de las empresas que emprenden su camino hacia la industria 4.0 aprovechan, de forma acertada el tránsito, para redefinir su modelo de negocio.

Los expertos advierten de que toda empresa que no replantee su cadena de valor productiva, podría desaparecer. Hay quien incluso sostiene que la industria del futuro será digital o no será. Tecnologías del pasado, menos avanzadas tecnológicamente que las que impulsan hoy la industria 4.0, han sido las responsables de la desaparición de gigantes como Kodak o Nokia.

Mientras algunos debaten sobre liberalizar o no los horarios comerciales, la mayoría de españoles compran de madrugada en Amazon. Las preferencias del cliente van cambiando y las empresas deben ir adaptándose a dicho cambio. Amazon y el resto de plataformas de compras por Internet pueden no suponer una amenaza para el comercio minorista. Pero es necesario cambiar radicalmente el modelo de negocio, reforzar las fortalezas propias y abrirse a nuevas formas de hacer las cosas.

 

La transformación digital ha cambiado modelos de negocio que hasta ahora parecían inamovibles. Las constructoras se han lanzado a ofrecer servicios de edificios integligentes o gestión de la energía. Las empresas de equipamiento ahora se centran en ofrecer servicios. Las empresas del automóvil han empezado a pensar en nuevos modelos de negocio, más alla de la mera venta del vehículo, como el carSharing. Jhon Dere ha pasado de ser una empresa de venta de tractores a ofrecer nuevos servicios a los agricultores a través de sus vehículos como predicciones meteorológicas, alertas, análisis de datos, asesoramiento agrícola, etc.

 

4.- El equipo humano mejora sus competencias

 

A medida que la digitalización avanza, los empleados deben ir adecuando sus competencias y conocimientos a la nueva tarea asignada. Durante los últimos meses he conversado con decenas de empresarios que estaban poniendo en marcha procesos de digitalización de sus empresas. Puedo decir que prácticamente ninguno de ellos tenía pensado despedir a trabajadores como consecuencia de introducir tecnología en determinados procesos.

 

Jeremy Rifkin en su obra “el fin del trabajo” afirma rotundamente que durante los procesos de digitalización se cambian “trabajadores por software”. Me opongo frontalmente a esta forma de tecnofobia. La digitalización especializa a los trabajadores en tareas más eficientes y menos repetitivas. En todo caso podría cambiar trabajadores no cualificados por desarrolladores de software. Porque cuando los empleados dejan de invertir su tiempo en tareas manuales para que estas las realice un sistema no estamos destruyendo empleo, lo estamos especializando.

 

Para hablar sobre estas cuestiones, en el pasado se ha utilizado un reciente artículo de la prestigiosa revista MIT Technology Review, que entra de lleno en el debate sobre la destrucción de empleo como consecuencia de la digitalización. La pregunta es directa: ¿Nos enfrentamos a un futuro de ingresos estancados y mayores desigualdades?. Inmersos en el día a día académico de la prestigiosa Escuela Slona de Administración y Dirección de Empresas del MIT. Andrew McAfee y Brynjolfsson han analizado las consecuencias, evolución y perspectiva para el empleo directamente afectado por la introducción de tecnología. Se apuntan a la tesis keynesiana de que el rápido crecimiento tecnológico ha estado destruyendo trabajos a un ritmo mayor del que los está creando, contribuyendo al estancamiento y a la desigualdad no sólo en EEUU, sino también en otros países de nuestro entorno. 

Del análisis que hace Brynjolfsson y McAfee, la conclusión más importante tiene que ver con la relación que establecen entre empleo y productividad. Lo que denominan "el gran divorcio". Es evidente, como plantean en la MIT Technology Review que el factor clave en este debate es la productividad. Definida como el valor económico creado por una unidad dada de producción, por ejemplo una hora de mano de obra. Es el principal indicador del crecimiento y la creación de riqueza. En otras palabras, es la medida del progreso de una sociedad. Las tesis de Brynjolfsson se apoyan en un gráfico con dos líneas que representan la productividad y empleo respectivamente en Estados Unidos. Según sus datos, los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, las dos líneas iban en paralelo, el aumento de puestos de trabajo correspondía a aumentos en la productividad. El patrón queda claro: según las empresas generaban más valor gracias a sus trabajadores, todo el país se hacía más rico, lo que impulsaba una mayor actividad económica y creaba aún más puestos de trabajo. Pero a partir del año 2000, estas dos líneas empiezan a divergir; la productividad sigue creciendo con fuerza, pero el empleo decrece de repente. Para el año 2011 ya existe una brecha significativa entre ambas líneas, se observa un crecimiento económico sin que haya un aumento paralelo en la creación de puestos de trabajo. Es por esto, por lo que Brynjolfsson y McAfee lo denominan el "gran divorcio". Y Brynjolfsson está convencido de que la tecnología está detrás tanto del saludable aumento de la productividad como del débil aumento de los puestos de trabajo.

 

En realidad, Bynjofsson y McAfee no hacen sino confirmar la tendencia que sigue el empleo cuando comienza una revolución industrial. La introducción del telar mecánico supuso la destrucción del 90% del empleo en el sector textil durante los primeros años. Sin embargo, 30 años después, el empleo directo e indirecto en el sector había aumentado en un 4400%. Aumento del empleo a medio/largo plazo ligado a un aumento de la productividad y mejoras en las condiciones de trabajo. El "gran divorcio" es realmente la confirmación de que estamos ante la cuarta revolución industrial.

 

5.- No es cosa de grandes contra pequeños, sino de rápidos contra lentos.

 

La transformación digital no es cosa de grandes empresas. Más bien al contrario, el pequeño tiene una gran oportunidad con la irrupción de las tecnologías digitales para competir donde antes no llegaba. La tecnología nos iguala a todos en oportunidades, deja al aire nuestras carencias y nuestras fortalezas. Muestra evidente de ello es que hasta los artesanos han decidido introducir tecnología en sus procesos. Un producto tradicional que con la introducción de tecnología puede actualizarse y llegar a nuevos mercados.

 

La batalla del pequeño comercio contra las plataformas digitales no ha hecho más que empezar. Internet tiene algo que el pequeño comercio no tiene: Trato, garantías, servicio posventa presencial, etc. Y además, el pequeño comercio puede aprovechar las oportunidades de Internet para colocar sus productos fácilmente. En los últimos años han proliferado aquellos que acudían a tiendas de ropa para probarse prendas y, tras comprobar que era lo que buscaban, iban al ordenador y lo compraban por Internet. ¿Por qué razones? En ocasiones era el precio, pero también porque llega a casa en perfectas condiciones. El pequeño también puede vender por Internet, pero ha de ser más rápido y ágil que el grande para hacer notar sus diferencias.

 

La cuarta revolución industrial ha traído consigo una nueva forma de colaborar. Tanto dentro de la empresa como en su interacción con proveedores y clientes. Ese aspecto colaborativo hace que no sea necesario disponer de motoristas en plantilla para que un establecimiento de comida pueda realizar entregas a domicilio. A través de los nuevas aplicaciones y plataformas, cualquier pequeño comercio puede entregar comidas a domicilio mejorando su servicio al cliente. Estas empresas auxiliares de reparto se han convertido en una plataforma sobre la que proporcionar nuevos servicios, no sólo de comida, sino de entrega de otros productos. Algunos de los productos que está alumbrando la industria 4.0 no son fines en sí mismo, sino plataformas sobre las que desarrollar nuevos servicios. El caso más evidente podemos encontrarlo en los smartphones. Estos teléfonos inteligentes ya no son sólo teléfonos, sino que se han convertido en plataformas y soporte de aplicaciones desarrolladas por terceros. Otro ejemplo lo encontramos en el consorcio ALASTRIA, que aglutina a grandes empresas de los sectores energético, bancario o financiero. Pretenden poner en marcha la primera red blockchain española para fomentar el desarrollo de un ecosistema sobre esta infraestructura tecnológica. Una red de nodos blockchain ha permitido en el pasado el nacimiento y auge de criptomonedas como el bitcoin. Una red blockchain española podría permitir el nacimiento no sólo de nuevas criptomonedas, sino de un ecosistema de PYMES capaces de desarrollar nuevos servicios de trazabilidad, mejorar los servicios financieros, mejorar las capacidades tecnológicas o desarrollar nuevos tipos de contratación. Dos particulares podrían utilizar esta plataforma para firmar un contrato inteligente autoejecutable. Todo ello necesitaría de profesionales cualificados y empresas innovadoras, que crecerían alrededor de esta plataforma, como crecieron alrededor del nacimiento de Internet, de la llegada del Iphone o de muchas otras innovaciones tecnológicas. No importaría el tamaño de la empresa, la clave estaría en la rapidez y la claridad de ideas.